Pociones. Alquimia by Amy Alward

Pociones. Alquimia by Amy Alward

autor:Amy Alward
La lengua: spa
Format: epub
editor: Nocturna Ediciones, S. L.
publicado: 2019-01-26T00:00:00+00:00


21

SAMANTHA

—¿Molly está bien?

En cuanto cierro la puerta del despacho, Zain es el primero en preguntar.

—No lo saben —respondo, sacudiendo la cabeza—. La han puesto en cuarentena en palacio y no dejan que mis padres vayan a verla. Estoy muy preocupada. Han dicho que los elaboradores de sintéticos de ZA están trabajando en el remedio. ¿Crees que podrás averiguar qué ocurre?

—Claro, por supuesto. —Zain se saca el móvil del bolsillo.

—Tengo que hablar con el waidán —le digo.

—Chicos, deberíais volver. —Trina nos llama desde la puerta del salón antes de que Zain empiece a marcar—. El príncipe está otra vez delante del micrófono.

Zain y yo cruzamos la mirada y corremos hacia la tele, donde vuelve a verse al príncipe. Carraspea, coloca las manos en el atril y se toma un momento antes de fijar los ojos en el centro de la cámara. Trago saliva. Tengo que admitirlo: impresiona. Me acuerdo de cuando lo vi por primera vez, en el Baile de Laville. Se presentó como mi acompañante inesperado y me embaucó con sus ojos atigrados.

Incluso le di un beso.

Bueno, aunque eso fue sólo para deslizarle una hoja venenosa en la boca, pero en fin. Conozco su verdadera naturaleza. Era un hombre desesperado por preservar su poder, e igual de desesperado por guardar las apariencias. Su orgullo —y el de su familia— era lo primero, sin importar las consecuencias que eso tuviera sobre los demás.

Orgullo y poder. Una combinación peligrosa.

La voz del príncipe Stefan hace que centre de nuevo mi atención en él, como en un tira y afloja perverso:

—Estimado pueblo de Nova. Es la segunda vez en el día que debo dirigirme a vosotros, ojalá que fuera por una buena noticia. Pero los hechos son hechos, y os prometí que os mantendría al tanto de las novedades. El equipo de seguridad de palacio está trabajando sin descanso para dar con el foco de la enfermedad, del cual aún no tenemos respuesta. —Toma aire y cierra los ojos un instante. Eso hace que, cuando los vuelve a abrir, el momento sea aún más impactante.

—Jo, es bueno —comenta Trina a mi lado. No puedo negárselo.

—Creemos que se trata de un ataque orquestado por la Asociación de Derechos de los Corrientes, la ADC. Estamos examinando las pruebas encontradas y, en cuanto sepamos más, os informaremos al respecto.

'Nos encontramos ante un asunto muy serio. Estamos enviando mensajes a todos los dotados de Nova que podrían correr el riesgo de contraer el virus para asesorarles sobre los pasos concretos que deben seguir. Os instamos a que no ignoréis estos mensajes y a que sigáis las directrices propuestas. También queremos advertir a la ADC, y a toda la población corriente de Nova, que encontraremos al responsable. Nadie abandonará Nova hasta que no demos con el origen.

Cuando termina la conexión, me quedo con la boca abierta.

—¡Por todos los kelpies! ¿Qué diantres está haciendo? ¡Está delirando! Seguro que nadie cree que la ADC está detrás de esto. ¿Y a qué se refiere con lo de 'nadie abandonará Nova'?

—Ni idea —dice Trina—.



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